domingo, 21 de noviembre de 2010

Hijos de Lapso...


Hijos de Lapso nace como una necesidad visceral para mí. Como una cuenta pendiente con mi propio proceso vital. Existe una parte amplia de mi infancia que siento como perdida y necesito recuperar, ni que sea el minuto antes de olvidarme por completo de ella y de todo lo que ha supuesto vivirla.

Parto de una imagen de la niñez. Son fotos antiguas, rescatadas de tres viejos baúles y seleccionadas con mimo y rencor impersonal. Fotografías familiares que llevo viendo toda la vida y que al menos una vez al año he decidido sumergirme en ellas sin saber muy bien por qué. En su gran mayoría han sido realizadas por mi padre, cuestión que me ha hecho decidir no escanear estas copias originales sino, refotografiarlas, haciendo mía su propia obra. Nuestra. Fotografiadas por él mediante proceso puramente analógico y revelado químico y refotografiadas digitalmente por mí, procesándolas como tal. Es, por el momento, una serie incompleta debido al gran volumen de archivo existente.

Lo enfoco como un tema familiar, dado que para hablar de mi propio proceso vital tengo, necesariamente, que hablar del suyo. No sólo porque hayan rodeado todo ese camino sino más bien porque son culpables directos del mismo. Tanto, como yo del suyo. Entendiendo "culpable" como un reproche cariñoso de quien tiene exceso de confianza sanguínea...

Se trata de buscar el eslabón perdido entre lo que fuimos y lo que hemos terminado siendo, entendido en términos evolutivos. El eslabón pedido no es sólo un punto necesario entre un estado y otro, sino que más bien se trata de un ser particular e independiente que funciona por sí solo. Un híbrido entre lo que somos y lo que éramos, algo que asusta cuando te percatas de que en realidad hablas de una "tercera" persona dentro de la misma que, a priori, desconocemos aunque la llevemos dentro y la veamos crecer día a día. Como cuando una madre mira a su hijo y le parece igualito que cuando no alcanzaba el azúcar y, sin embargo, el vecino cada vez que le ve dice...: "Mírale! es todo un hombre, apenas le reconozco!!" y la madre se queda perpleja mirando al susodicho sin entender a qué demonios puede estar refiriéndose... si el azúcar sigue en la misma repisa que antes de ayer...


He aquí el resultado de esas fotografías que nunca llegamos a pegar ni si quiera en álbumes y donde se encapsula Lapso, Padre del que son hijos estos de quienes os hablo...







2 comentarios:

  1. que complicado pensar en en transcurso de aquello y ahora, me resulta incomprensible el cambio...
    lo curioso es mirar y a pesar o sin pensar,podemos ver la esencia de nosotros, una cara o un gesto que aun tenemos, como en la cuarta fotografia,esa la mirada que yo reconozco tuya...atenta, pensativa al mismo tiempo,escéptica...sin saber muy bien si lo que te estan contando te gusta o no...

    gracias por tus palabras, son de gran valor para mi...

    ResponderEliminar
  2. Gracias a ti... por pararte por aquí un ratito a mirar...

    ResponderEliminar

...venga...di...